Hoy he vuelto. Estoy con todas las pilas, pero solo entré para probar si todavia estaba habilitado para esto.
Mañana pondré algo...
miércoles, 28 de enero de 2009
viernes, 18 de abril de 2008
martes, 25 de marzo de 2008
Elisa Carrio, para Paula (Espero)
Este video esta a punto de volverme loco. Ya te lo quise mandar por mail 3 o 4 veces y no pude. Despues de 3 o 4 horas cada uno, me saltaba la maquina diciendome que no se podia.
Lo quise poner aqui y tampoco pude. Hice tambien 3 o 4 intentos, achicandolo cada vez mas, pero el ultimo estuvo subiendo desde las 18:52 de ayer hasta hoy a las 10:35. Tampoco pudo ser.
Lo acabo de achicar a su minima expresion. No creo que ni siquiera se reconozcan a los que hablan, pero espero que se oiga lo que dicen, que en el fondo es lo interesante.
Va. Espero tener suerte.
Lo quise poner aqui y tampoco pude. Hice tambien 3 o 4 intentos, achicandolo cada vez mas, pero el ultimo estuvo subiendo desde las 18:52 de ayer hasta hoy a las 10:35. Tampoco pudo ser.
Lo acabo de achicar a su minima expresion. No creo que ni siquiera se reconozcan a los que hablan, pero espero que se oiga lo que dicen, que en el fondo es lo interesante.
Va. Espero tener suerte.
martes, 18 de marzo de 2008
martes, 4 de marzo de 2008
Dos puntas
Las dos puntas de la vida enredadas en un valsesito.
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A lo mejor no tiene nada que ver, pero esto me hace recordar una cuarteta de un libro de lectura ¡DE MI VIEJA!
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A lo mejor no tiene nada que ver, pero esto me hace recordar una cuarteta de un libro de lectura ¡DE MI VIEJA!
LOS EXTREMOS SE TOCAN
Mientras la abuela una muñeca aliña
y haciendose la niña se consuela,
haciéndose la vieja usa la niña
el báculo y la cofia de su abuela.
Y habia un dibujo de una viejita con una muñeca en la mano y una nena con un báculo, que era un baston largo (como el "cayado" de los tiempos de Cristo) y una gorrita como de dormir, con volados y florcitas.
Si. Ya se. No tiene nada que ver, pero me importa un sorete: a mi me hizo recordar eso.
viernes, 19 de octubre de 2007
COBARDIA

No es difícil imaginar por
qué falta el toro.
Lo del niño ya es asunto de Buñuel o Almodóvar. O de España.
El diestro (así llaman a oficiante tan siniestro) goza su instante de pavo real. Y como en España el arte de degollar toros se hereda, Manuel Francisco Canales Rivera parece querer iniciar bien temprano a su hijo. Lo echó a la arena. Lo tiene a
los pies.
Esta fotografía tiene su nacionalidad en el orillo. No puede ser tomada en Chile o en Islandia.
Se requiere que debajo de la pringosa arena pisada por padre e hijo se haya asentado un hojaldre de siglos de abundante sangre. Para hacer mártires, armar morcillas y también para forjar la identidad.
Esta foto no huele. Pero quien haya estado al borde de un ruedo después de las 5 en punto de la tarde (y sobre todo cuando el “artista” no acierta con espada ni con puntilla) distinguirá cómo una alfombra roja baja de la res demolida y colorea la arena.
También un acre olor.
Vaharada salvaje, cruda, que gana la platea y es bien olida, lo quiera o no, por millares de sádicos que ni siquiera saben que lo son.
Hace no más de 5 minutos este padre vestido de modo ridículo cumplió su faena (sic) ante un aturdido animal de 600 kilos que unos días atrás vagaba plácido en un cortijo de Cádiz.
Llevaba dos días encerrado en una cajón de madera que, al ser abierto, hará que encare con estrépito y terror hacia la salida que sea.
No irrumpe con “furia asesina” como apuntan las guías de turismo: es que sale con la noche más noche en los ojos. Con el miedo más grande.
Tanta es la luz que lo recibe de golpe que sólo será negro lo que vea. Furioso, desactivado (pícaros empresarios limaron sus pitones), el animal ingresa en el juego de engaños que el heroico (¿?) torero y sus tres heroicos (¿?) asistentes le han tramado.
El disfrazado con flores en la mano y niño en los pies, es el matarife estrella.
Por él, el animal mugirá de dolor muchas veces, y los musiqueros lo aplaudirán con rabiosos pasodobles. En las gradas, los más entusiastas se alzarán motivados como si ellos mismos fuesen el torero, mientas el niño estará gustando un chupachús, sin saber (como el toro) por qué sube y baja esa ola de estruendos.
Sólo cuando del animal hayan chorreado suficientes litros de sangre (a más litros, mayor “temeridad” del torero), sólo entonces la corrida se pondrá solemne y durante unos minutos reinará un silencio colectivo de velorio.
Es el tiempo que necesitará el padre de nuestra fotografía para rematar (sic) la faena (sic).
Aquí es cuando el gladiador ibérico alzará su cabeza como si lo estuviera llamando Dios, sonarán los clarines y, en medio de la ovación, volarán boinas, botas de vino y hasta algún zapato de mujer fatal.
Un minuto después, los monosabios de la ortodoxia taurina retirarán a la rastra al toro que acabará en la carnicería de la Casa de Niños Expósitos o en la de la cárcel de Cádiz. Y se armará la escena:
El torero cerrará su giro triunfal, el fotógrafo Jorge Zapata de EFE alistará su ojo y el homínido que nunca falta donde bulle la multitud le dirá al niño:
-"Ve con tu padre" (o "hágase la foto").
Allí espera hasta que su progenitor baje del Olimpo; le acaricia la rodilla de mármol, lo mira, lo llama.
Su padre no puede escucharlo porque del cielo rueda como un trueno la palabra …
¡ “matador”!
Suena fortísimo. El torero no escucha el
- “papá”.
Son los gajes del oficio. La gloriosa estatua con flores en la mano se mantiene en éxtasis. Necesitará unos momentos más para desactivar el ego, retornar a su condición humana, a su cotidiana identidad, a su papel de padre.
En 1975 aún había sacamuelas en Madrid. En 2007, todavía hay toros.
España no es Europa: es Goya.
Almodóvar alza Oscars por la posmodernidad ibérica, pero estatuas ecuestres de Franco aún agitan a la Península.
Ceremonias como ésta, también. Y las llaman la fiesta.
jueves, 18 de octubre de 2007
ENIGMA MUSICAL
La musica que busco esta en este video. Es muy malo, como verán, pero es todo lo que tengo.
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